lunes, 5 de octubre de 2009

Poesía

Camino con Felipe por Garibaldi, la callecita que corre al lado de la vía. Una instalación artística, o algún tipo de festejo hizo que algunas calles de La Boca estén tapizadas de poesía... Las paredes, las escaleras, las veredas, los postes, las vías escritas con diferentes letras y tamaños. Felipe lee desde los 4 años, ahora tiene 6. Le digo que eso que está leyendo es poesía. Me doy cuenta de que le cuesta entender qué es la poesía. Percibo que todo lo que lee lo entiende textual, es decir, si un fragmento dice "vuela mi alma...", me pregunta qué es el alma y después cómo hace para volar. Me pregunta si los chistes (algo que también le cuesta entender) también son poesía. Le digo que no, pero en el fondo dudo un poco. La verdad es que yo tampoco sé bien lo que es. Entonces caminamos y vamos leyendo: se agacha para leer unas palabritas escritas en la vía, corre leyendo con la cabeza girada para el costado toda la cuadra entera que dura un texto, sube una escalera y a cada escalón, un verso. Unos días después, yendo por las mismas cuadras, le pregunto qué es la poesía para él y me dice: "Algo que es mentira". Para mí es una explicación bastante certera para definir el mecanismo que cumple la métafora en el lenguaje poético.
Vamos de la mano, deja de leer las calles por un rato, camina mirando para arriba, con todo lo que el cuello y el equilibrio le permite doblarse... está, milagrosamente, en silencio durante un rato. Cada cinco pasos para unos segundos y después sigue, sin dejar de mirar hacia arriba. Cuando hace silencio hay que estar preparado. De pronto dispara: "¿Viste que la luna nos sigue... y cuando paramos también para? ¿Porqué la luna nos sigue?".
Pobre del que no ve poesía en todos lados.